El Opinómetro 2.0

Esto es la segunda "época" de un blog que nació en 2006 con la intención de dar una excusa a su autor, o sea yo, de evocar sus inquietudes. Con el tiempo pasó a ser un escaparate, no solo de tales inquietudes, sino también de mis aficiones en general. A lo largo de los años, ha ido adquiriendo vida propia, y se ha tornado en un baluarte de mi expresión y opinión estrictamente particular sobre las cosas que me rodean. Creo que al mundo le hace falta más opinión crítica y menos comunión con ruedas de molino, y no han sido pocos los disgustos que me he llevado por el camino. Pero de todo se aprende, y tras una pausa de casi cinco meses, inauguro esta segunda etapa del blog con un cambio de perspectiva, gracias a las bondades de alejarse de un medio al que estaba demasiado pegado y apegado.

Creo que las sociedades conformistas son sociedades muertas, sin picos de encefalograma, y me niego a ello desde mi relativa atalaya. Por eso, El Opinómetro 2.0 vuelve con ánimo de promover el debate, la coña y la ironía con la vista puesta a dignificar una de mis máximas: valoro demasiado mis aficiones como para dejarlas a la deriva de caprichos coyunturales, oportunismos y buenismos estériles. Soy progresista, creo en la evolución, y ésta nunca se produce desde la quietud y el miedo a ser diferente. Si no te gusta, cómprate La Razón.

Esto no es un portal de noticias, una web corporativa ni un medio de comunicación en su sentido periodístico. Esto es un blog personal, mi blog personal, mi casa, mi feudo y me espacio soberano. No pretendo que a ti, lector, te guste lo que leas, sino que me guste a mí y me sirva para entender mejor las cosas que me rodean desde el debate y la contraposición de ideas. Tampoco pretendo ser didáctico, ni siquiera sentar cátedra, y menos desde que mis críticos me han puesto en solfa recetas que luego ellos no solo han practicado, sino que se han adjudicado (y permitido que les adjudiquen) la autoría y el mérito. O follamos todos, o la puta al río.

Si te interesa, sé bienvenido y piensa, opina y, si es necesario, ofende. Eso sí, atente a las consecuencias ;)