'Vikings', Historia en bruto

Menos mal que el Canal de Historia ha optado por las series de ficción para diversificar y reformular su oferta televisiva, porque si dependiésemos solo de sus concesiones a que todo lo inexplicable en nuestra historia se debe a los OVNIs, iríamos de culo.

No, hoy no hablamos de este capullo... afortunadamente.

Afortunadamente, como digo, 'Vikings' es la primera serie dramática de este canal temático en lo que espero  sea una carrera larga y prolífica en lo que mejor saben hacer: recrear entornos históricos, en este caso con los mejor del drama y lo mejor del documental. No es la primera vez que el canal experimenta con un formato de documental dramatizado, pero hasta ahora sin dar e paso definitivo de saltar al drama casi puro. 'Vikings' transcurre en el siglo VIII de la era cristiana y sirve de excusa para hacer un recorrido por la vida y cultura de los vikingos, un pueblo aguerrido y cincelado al duro viento de Escandinavia que se veía en la obligación de salir a asaltar países vecinos para obtener pillaje y fortuna. Pero Ragnar Lothbrok, el protagonista, tiene una idea revolucionaria. Le han dicho que al oeste hay una tierra llamada Inglaterra, llena de riquezas y promesas de gloria para quien sea lo bastante audaz como para saltar hacia el incierto océano, a riesgo de ser tragado por la nada misma. El problema será contravenir las órdenes del conde Haraldson, que insiste en que su gente navegue siempre hacia el este, so pena de muerte.

'Vikings' se presenta como una serie que apuesta por el verismo, tanto en la producción como en la psicología de sus personajes. Afortunadamente huye de los tópicos del nórdico con casco de cuernos (que nunca existió) y nos muestra un pueblo de navegantes astutos y despiadados que se rigen por un estricto código feudal de fidelidad y muerte. Lo mejor es que los actores, en su mayoría, son escandinavos y es de agradecer su deje en el acento de su inglés. La salvedad (y de las pocas caras conocidas) es Gabriel Byrne, que encarna al despiadado conde que domina la población y los destinos de ese rincón de Escandinavia.

A pesar de huir de los tópicos, podemos entrever todo lo que hace vikingo al vikingo: la dureza, el desprecio por la propia vida, la fanfarronería y la extrema dureza de sus condiciones de vida, lo cual da lugar a uno de los pueblos más temidos de los mares en su momento de mayor apogeo. El guión de los capítulos es ágil y mantiene una tensión constante desde la interacción de sus personajes, con rivalidades enconadas que han de traducirse en jugadas inteligentes de protopolítica, muchas veces rubricada con una daga ensangrentada. Lejos está la nobleza de los fastuosos palacios de otras épocas, sino más bien al contrario: unas pieles algo mejores y una perspectiva un poco más amplia diferencia al señor del vasallo allí donde el barro en el que se asientan los pueblos mancha a todos por igual. Lo mejor, a mi modo de ver, de esta serie es que aprovecha cualquier excusa para darte una pequeña lección de historia sin que te des cuenta. Todo vale, desde los utensilios, las armas, las ropas, las costumbres, hasta la superstición, los miedos, los prejuicios y la psicología de esta fascinante cultura.

Una serie imprescindible por derecho propio que alguien debería emitir en los colegios a la de ya. El día que tenga un hijo, lo haré en casa, eso seguro.